Qué es proyecto sagitario?

Cursos de Iniciación a la astronomía.

Didáctica astronómica. Talleres de Ciencia.

Charlas, cursos, campamentos, observaciones grupales.

domingo, 26 de abril de 2015

Usté es sabido…

II Congreso Educación y Astronomía, Chivilcoy, 2015.

1° parte: Un Camello, un León, un Niño


Realicé un segundo viaje a Chivilcoy, invitado por Armando Zandanel y su grupo de colaboradores en la divulgación de las ciencias para participar del Congreso mencionado, junto a una buena recua de astrónomos, doctores y habladores de variada cepa.

Amigos y amigas de Chaco, Gran Buenos Aires, Malargüe, Córdoba Capital, Caba, La Plata, Santa fe, Entre Ríos y otras localidades de la provincia, todos detrás de un concepto, cómo transmitir nuestra ciencia, cómo invitar o entusiasmar a docentes y alumnos a echar mano a tan antiguo recurso: la astronomía.


El congreso fue el viernes 24 y sábado 25 de abril pero arribamos muchos el jueves, con júpiter a media asta. Para llegar desde Casilda a tan hermosa localidad, atravesé con las últimas luces la temida ruta 51, desde Rojas a Chacabuco. Madre de Dios, eso es una aventura en sí misma. Uno recuerda el periodo del bombardeo tardío, no hay casi una cuadra de asfalto sin su impacto, profundo, oscuro, traicionero si vas a más de cincuenta.


Pero como nadie muere en las vísperas, llegamos: el Scenic borra vino, Lumbre pura, Tuboro y yo. Lumbre pura es un magnífico reflector de 200mm f5, Tuboro es un telescopio Coronado Solarmax de 40mm f10. Su corazoncito de ethalon te muestra siluetas del astro lindas y brillantes como la moneda homónima peruana, solo que la experiencia de poseer las vistas es más valiosa; ver las prominencias, los filamentos, las manchas y las fáculas, siempre emociona. Pero no nos adelantemos.


Llegamos muchos antes de las 21 del jueves y nos fuimos derecho hacia lo que en realidad vale en la vida: la cena. Despachamos unas riquísimas patas de ave en un restó frente a la plaza principal y, hablando de todo un poco, conociéndonos los nuevos, volvimos caminando al hotel. Chivilcoy es tan linda que en pleno centro a la Cruz le ves cinco estrellas. De modo qué, mirando pa´rriba, fue que Rafael Girola dijo: podríamos irnos a las afueras, a observar un poco, no sea que la ceniza del volcán mañana nos enjugue la noche.

Media hora después, dos autos salían hacia el oeste, por una avenida muy amplia y casi infinita, surcada por lomas de burro. Adelante iba Daniel, Marcelo y otros amigos sabedores del lugar; atrás íbamos nosotros en el Borra vino, siguiéndoles con la vista.


Hermanos, hay gente que no maneja, vuela. En dos cuadras vimos con espanto cómo el gigio azul del chaqueño se empequeñecía tan veloz como empequeñece un cohete Titán, lanzado hacia la misma luna. En el primer semáforo estábamos solos, sobre la avenida sin fin, toda perspectiva y luces, con la única esperanza de que, en algún lugar, allá adelante, nos esperaran los correcaminos.

Pero cuando al fin dimos con la pampa, la ciudad atrás, amplia y naranja, nadie nos esperaba. Si los que leen me conocen saben de mi genio. Pensé: 

Recórcholis… ¿qué hicieron, dónde fueron, no vieron que no estábamos atrás, por qué no nos esperaron? 

Les buscamos durante unos buenos 15 minutos, de aquí para allá, por todos los caminuchos oscuros de la zona. Nada, la noche se los había tragado. Entonces nos dijimos, no pueden ser tan sonsos de haberse ido sin esperarnos, debe de haber ocurrido algo más factible… ¡Una abducción! Eso es, nuestros amigos habían sido capturados a través del espacio tiempo por una estirpe superior y quién sabe sobre qué mesa de disección en Andrómeda -o acaso en Sculptor- estuvieran ahora luchando por sus vidas, pidiendo al buen dios que los devolviera sanos y salvos, o al menos salvos, a la querida ruta, para observar desde la lejanía la casa de sus captores y no seguir viviendo esa soledad, allá en la nada.


Cuando dimos por cierta esta última posibilidad, que explicaba perfectamente que se hubieran ido así, tan rápido, tan lejos, sin esperarnos, nos dimos por solos bajo la noche y buscamos nuestra auto abducción: un camino oscuro, firme y ancho por el cual nos fuimos hasta que unas pocas luces quedaron visibles atrás. Allí nos detuvimos y armamos a Lumbre pura, a la sombra de unos ladridos de jauría.

Apeados junto al telescopio pudimos disfrutar de la Vía Láctea, la cual brillaba bastante limpia sobre los 40° del horizonte. No ofrecía mucho contraste, pero eran visibles a simple vista algunos recovecos de polvo. Observamos Júpiter, Carina, la Perla, M8, M6, g scorpii y su cumulo cercano, NGC6441; observamos también y a modo de desafío, las galaxias M104 y M83. La 83 mucho más débil, claro, porque es más grande*, pero pudimos advertir su barra central del modo que siempre me critica Mimoni: imaginándola.


Volvimos pasadas las 2 en busca de un descanso, la jornada había sido larga y mañana había que trabajar. Al llegar frente al hotel, sorprendidos, aliviados, vimos estacionado el Peugeot de Marcelo. Luego, no habían sido secuestrados por seres extragalácticos… o por alguna extraña razón los habían devuelto… o luego de robarlos también ellos los habían perdido por los senderos de la noche. Como sea, en cinco minutos estábamos todos dormidos soñando con nuestras quimeras.

El viernes comencé mi trabajo con un grupo de treinta y pico de docentes. Debía hablarles del Sol, explicar qué tópicos de este compañero podríamos trasladar al aula y mediante qué trucos intentar hacer la vida del educando algo más amplia, si es que la astronomía sirve para eso. Asimismo, habiendo armado a Tuboro, el telescopio solar munido de filtro ha, nos pusimos a observar, a medida que charlábamos.

La mañana estaba cerrada, con un cielo sucio de ceniza, el sol apenas mostraba su círculo bajo ese manto de tristeza. El volcán del lado chileno había lanzado su residuo a los altos cielos y el viento, por supuesto, traía todo ese dióxido de carbono sobre el ancho suelo argentino. Ya a través del satélite habíamos previsto tal ventura, de modo que la apechugamos y acometimos los presentes, chicas y chicos, la difícil empresa de adivinar, mediante esas vistas pobres, los muchos visajes que la pálida carita del sol nos lanzaba desde sus 150 millones de kilómetros y sus 8 minutos de tiempo.
Los volcanes y los terremotos causan estragos, y los creemos crueles cuando nos afectan, pero sin estos fenómenos los hombres no estaríamos acá. No me voy a explayar, pero el vulcanismo es una de las consecuencias y medio de la deriva continental. Ellos permiten el ciclo del carbono y -aunque no lo tengamos muy en claro- la vida es subsidiaria de ese amplio decurso geológico (de 200 millones de años).


Seis años hace que divulgo astronomía. Por capricho o convicción lo hago ante un niño, un adulto, un alumno, o un docente. Me entusiasma charlar sobre ciencia, sobre historia de las ciencias, sobre su filosofía, sobre sus méritos y fracasos. Y narrar cómo es que la astronomía pudo ser la primera manifestación del intelecto aplicado a la transformación o conocimiento del medio. Me resulta fundamental que el mayor número de gentes le conozca, le desee y al fin le ame.

Para amar hay que desear. Para desear hay que conocer. Conocer es interpretar. Interpretar es poder poner en palabras o en dibujos aquello que se indaga.

El dibujo es una palabra que se dice con la mano y que se escucha con los ojos.

No en vano las primeras culturas utilizaron ideogramas y jeroglifos (jero - hieros= sagrado; glifo- glifein= escritura).

La astronomía suele ser mirada desde afuera por la gente y esto es un error que fomentan los mismos actores de esta ciencia.

Déjenme que explique lo que creo:

Hace 35 años leí Uno y el Universo, un buen libro de un escritor mediocre, una persona malísima: Ernesto Sábato, quién lloró de alegría el día en que la armada y la iglesia argentina bombardearon Plaza de Mayo, asesinando a más de 200 personas que allí caminaban o iban en bus. Dijo don Ernesto entonces: “lloré de emoción, ví a mi patria liberada…”**. En aquél libelo, el doctor Sábato –físico**- dice algo como:

Todos hablan de política y de fútbol pero si alguien formula un problema matemático todos callan con respeto, cuando en realidad debiera ser al revés: muy pocos debieran de hablar de fútbol y de política porque para hacerlo hay que estudiar; más, de matemáticas puede hablar cualquiera, ya que dos más dos siempre será cuatro.


La idea es potente: siempre podemos hablar de ciencia, porque la ciencia no admite charlatanes (como yo) ni mentirosos (como yo). La ciencia, por su propia esencia, por su propio método se protege del avieso, del timador, del tránsfuga.

Los que no han aprendido a hacerlo, sin embargo, son las personas.

Muchos expositores hablan de física o ciencia a los legos y estos no comprenden lo que aquél les dice y entonces piensan: Guaauuuu, qué difícil es eso, qué inteligente será este expositor, porque no le entiendo ni pio lo que dice…


Y así la física o la ciencia queda detrás de un cristal, detrás de un cerco, dentro del absurdo y falaz círculo de los iniciados.

Los iniciados… un día debiera escribir sobre ellos… aunque ya lo hizo Nietzsche, y mucho mejor que nadie (ver Sobre los doctos, en Así hablaba Zaratustra).

La astronomía, amigos, amigas, fue la primera de las ciencias; luego, es la más sencilla de todas las ciencias. No íbamos a empezar por lo más difícil, eso es seguro.

Todos podemos saber astronomía, la astronomía nos hizo hombres de sociedad, no le demos la espalda, no le transformemos en charlas de iniciados, en atractivos de feria, en tonterías cultas del tipo Big-Bang Teoría, esa serie donde los que saben son freaks. Me revienta este tipo de visiones sobre los científicos promovida por los estados dominantes. Es como con sus salvadores: los Avengers, o sus superhéroes. Solo los elegidos, solo los súper poderosos pueden salvar al mundo. Pamplinas. Estupidez colectiva. Los dominantes transmiten estas ideas para que la gente común no se anime a salvar el mundo, como Lennon pedía: no soy el único… Como hizo Sandino, un campesino iletrado que liberó Nicaragua a partir de una ayuda que le brindó un grupo de mujeres pobres que se acostaron con yanquis a cambio de 19 fusiles; o Castro, un barbudo que liberó Cuba; o Ho Chi Min, un hombre común que liberó VietNam. La ciencia está plagada de tipos que le hacen avanzar sin ser tontos como Russell Crowe en Una Mente Brillante, o como sucede en ficción en la nueva peli sobre Allan Turing, ese genio asesinado por la Gran Bretaña.

La ciencia es nuestra; somos hombres, hacemos ciencia; los niños hacen ciencia cada maldito divino día… al menos hasta que ingresan al cole.

Los divulgadores de la ciencia deben abandonar un poco su saber. Vuelvo a Nietzsche. Recuerden su parábola del Camello, el León y el Niño: el hombre debe transformarse en camello, cargar sobre sí todo el conocimiento posible y marchar al desierto; allí sucederá la segunda transformación, el hombre se revelará contra todo lo que sabe y para hacerlo es que troca en León. Una vez libre sucederá la tercera transformación: el hombre debe ser un niño que juega y que al jugar crea sus juegos, crea sus leyes nuevas, su saber nuevo, libre, lúdico. Por eso juego siempre que divulgo. No recuerdo haber aprendido algo aburrido, jamás… o sí, por haberme aburrido como un queso recuerdo a quienes no debo escuchar.

La divulgación de la astronomía debe ser y muchas veces es divertida. Si ven las fotos de este tipo de actividades, hay gente riendo, hay gente que comprende y que al hacerlo le brilla la mirada, sonríe, agradece, gente que se siente satisfecha en su esencia más pura: conocer, comprender, desear comprender y satisfacer ese deseo, al fin, comenzar a amar a esta ciencia que nos encanta.

Continúa.

*Los objetos astronómicos son visibles gracias a su brillo aparente, el cual se define como Magnitud. Las galaxias son objetos en extremo tenues, lejanísimos. Su magnitud se define por el brillo total de su silueta. Luego, siendo dos objetos de una misma magnitud visual, el más amplio será por fuerza más débil en brillo, ya que una misma magnitud o brillo está distribuída sobre un área mayor.


**El doctor Sábato es admirado por las clases medias, en especial radicales antiguos. Lo es en parte porque fue erigido por el sistema -y por su natural histrionismo, era un trágico- como un estandarte de la libertad. Fíjense que el gobierno de Alfonsín le dio el honor de presidir la CoNaDeP. Una vergüenza.

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